¿Apruebo o Rechazo? Reflexiones para una sociedad en dilema

Por Augusto Scarella Arce – Director SciatFacere

En este Chile de hoy, dividido por los apruebos y los rechazos, es importante mantenerse alerta a las continuas fake news (noticias falsas), informaciones sesgadas, descalificaciones que van más allá de una convivencia pacífica, donde se marca repetidamente el intento de aumentar la violencia como una agria herramienta para generar sensación de inseguridad.

Las redes sociales han otorgado tribuna a todos por igual, posibilitando entregar opiniones propias y usándolas en algunos casos para generar conmoción, donde la premisa es generar confusión y falsas expectativas.

Es recomendable que cada uno de nosotros nos aseguremos de difundir voluntariamente mensajes de toda índole, tendencias y materias, que no caigan en el intento de generar resentimiento, odio y frustraciones. Cada opinión es valedera y todos tenemos derecho de publicar lo que queramos, pero debe primar el respeto y sobre todo; la tolerancia.

Quedan pocos días para el inicio de la propaganda del próximo hito plebiscitario que busca determinar la opinión ciudadana referente a la Constitución chilena, en la que las autoridades de todos los sectores no pueden caer en la tentación del uso de recursos financieros, intelectuales que intenten guiar a escoger una opción o la otra. En los últimos días, hemos sido testigos de acusaciones cruzadas de intervencionismo electoral, que actualmente ha sido materia del inicio de investigaciones por parte de la Contraloría General de la República.

Independiente del triunfo de una de las dos opciones de voto, no debemos olvidar que Chile está sufriendo el inicio de una crisis económica con expectativas de crecimiento cero para el 2023, según un reporte del FMI publicado hace dos días. No debería llamar la atención un pronóstico como ese, cuando en las pautas comunicacionales surgen diarias informaciones sobre reformas al sector minero, al código de aguas, a las modificaciones del uso de terrenos, al aumento de los impuestos y una larga lista de solicitudes modificatorias de las actuales regulaciones, que bien puede ser cierto que deben ser corregidas, pero deberían ser debidamente dialogadas e informadas. Ningún inversionista cuerdo aumentaría sus capitales de trabajo, ante un incierto destino.

En general, el sector industrial y de bienes y servicios, han ido anunciando modificaciones sustanciales en virtud del marco regulatorio que se está diseñando. Las Isapres por ejemplo, anunciaron el posible fin del sistema, que llevaría a una buena parte de la ciudadanía a un caótico escenario del sistema de salud privado. Así también, no debe resultar sorprendente el impacto de la actual migración que más temprano que tarde, terminará por colapsar el sistema de salud pública. Si sumamos a ello el cierre de las Isapres, configuran la tormenta perfecta en una necesidad básica de la población.

El sector privado, creador de fuentes de trabajo y desarrollo de la economía, ha sucumbido a la expansión de sus réditos, lo que no se ha traducido en mejores remuneraciones para la base de operaciones; sus trabajadores. Mientras se aumentan incansablemente los requisitos de postulación a empleos técnico profesionales, la baja de la oferta de remuneraciones, juega en contra de la empatía y lealtad de los trabajadores hacia sus empleadores.

Otro aspecto preocupante lo configura una delincuencia desatada con crímenes y vandalismos sin precedentes, que claramente no se resolverán con una nueva Constitución. Pese a los esfuerzos del Gobierno y las policías, la explosión delictual mantiene elevados niveles de acción, mientras que la migración de bandas internacionales asociadas al narcotráfico, extorsiones, trata de personas, secuestros y una serie de actos ilegales, con cada vez mejor y renovado armamento, controlan diferentes zonas en ciudades chilenas. Las atiborradas cárceles nacionales, no poseen mayores posibilidades de trabajar en reinserción social, por lo que el aumento de la criminalidad no es atacado con todas las aristas necesarias, para configurar un cambio de comportamiento conductual.

No podemos olvidar asimismo, que la Constitución de la República de Chile constituye una carta magna que debe ser traducida en leyes y posteriores reglamentos, para poder llevar a la realidad las expectativas de una sociedad mejorada y más justa, lo cual finalmente sea el resultado del 4 de septiembre. Hasta hoy, sigue siendo responsabilidad de nuestros Congresistas, ser los encargados a la fecha de aprobar las iniciativas legales que sean necesarias.

Queremos ser claros con nuestros lectores en afirmar que el problema base, no es sólo la responsabilidad del actual Gobierno ni de los anteriores. Una posible consecuencia de nuestra actualidad, es la casi nula conexión de la clase política con las necesidades de la sociedad, unido a la falta de reflexión y mea culpa de cada uno de nosotros, para lograr una modificación de nuestras almas, en pos de ayudar al prójimo para reducir desigualdades que haga prevalecer la identidad nacional, fuera de nuestros propios intereses, aunque ello signifique dejar de marginar solo un poco las ganancias, para ser más empáticos con nuestra sociedad.

Tras el 5 de septiembre próximo, sea cual sea el resultado de las votaciones, no habremos avanzado un sólo paso sino abrimos las puertas a la conciencia social chilena, hoy pérdida entre tanto antagonismo inutil e inconducente, a lo que todos los ciudadanos queremos para Chile: un país en paz en permanente desarrollo y crecimiento, seguro e inclusivo.