¿QUÉ PASA CON LA SEGURIDAD EN CHILE?
Hackeos preocupantes, asaltos, secuestros, atentados incendiarios, lugares del país por no decir zonas completas donde la ausencia del Estado es total, es el escenario del Chile que vivimos hoy.
La extenuante labor de Carabineros en su rol de seguridad preventiva, ha ido mutando a una seguridad reactiva, ante la escasez de recursos, aumento sideral de las tasas delictuales, sin contar con el estricto apoyo del Gobierno, y bajo un sistema judicial garantista donde para mantener a los delincuentes en la cárcel hay que cumplir con redundantes pruebas del delito cometido, para lograr un arresto efectivo.
Irrupción extranjera, sobrecarga de los sistemas de apoyo estatales en salud, vivienda y escolaridad, economía a la baja, reducción de la inversión, proyectos pospuestos por la sensación de inestabilidad, políticos inmersos en cambios en la Constitución Política en un proceso que no tiene nada claro, aumento del gasto público en sueldos para la Alta Dirección Pública obviando todo proceso, generando más y más asesores sin mayor preparación académica, que llegan a improvisar sin entender qué es lo que están haciendo, reformando todo lo posible sin mayores logros.
La seguridad es uno de los derechos constitucionales más importantes de toda sociedad, para poder desarrollar la gestión del Estado y la normalidad necesaria para un crecimiento en todos los ámbitos.
Persiste en Chile, una absoluta disociación entre los entes encargados de generar seguridad. En primer lugar, la seguridad privada, carente de una ley que otorgue ámbitos de acción definidos y coherentes con la mutación de la delincuencia , cada vez más invasora y letal. En segundo lugar, la desconexión entre los aparatos estatales que deberían trabajar conjuntamente para la generación de inteligencia que apoye el proceso de toma de decisiones para el combate y recuperación de los espacios públicos. Una Agencia de Inteligencia carente también, de una ley que le permita ser efectiva y amplìe sus atribuciones en beneficio de prever situaciones, que puedan afectar la seguridad pública.
Existe en el país, una amplia desinformación generada en redes sociales, especialmente, que destruyen la imágen pública de muchos personeros que en el pasado inmediato eran fuertes detractores de la labor de las Instituciones. Los desaciertos comunicacionales, especialmente lo relativo a la coordinación de la respuesta oficial, hacen crecer el poderío de las redes sociales, puesto generan la suficiente incertidumbre para poder hacerse una interpretación real de lo que es cierto o no.
Pese a que las encuestas sean desacreditadas, es observable que en todo estrato social la adhesión a la labor del actual Gobierno baja cada vez más, los llamados a protestas y paros se intensifican, los desórdenes públicos son diarios, conllevando a la destrucción, rayado y alteraciones del desarrollo diario de las actividades del ciudadano.
El Gobierno ha comenzado el despliegue comunicacional de una política más agresiva en contra de la delincuencia, tras el homicidio del Suboficial Mayor póstumo Carlos Retamal, Carabinero que fallece como consecuencia de un acto delictual del cual de connota su dolo, es decir; la intención de agredir violentamente a un funcionario público en el ejercicio de sus funciones. Pero, el Gobierno, además de comunicar la intención, no existe medida alguna adoptada ni siquiera esbozada en un proyecto a difundir, que haga sentido a la comunidad.
Carabineros de Chile, Policía de Investigaciones y las Fuerzas Armadas (en aquellos lugares donde rigen estados de excepción) han puesto sus mejores esfuerzos para mantener contenida una situación de violencia en continuo escalamiento. Pese a las intenciones de estas Instituciones, la carencia de medidas que potencien política y judicialmente sus acciones, caen al vacío y no generan el impacto esperado.
¿Qué hacer?. Ante la baja protección de los derechos de los ciudadanos, aquellas Organizaciones que deseen aumentar su prospectiva en seguridad para adoptar estrategias derivando en planes de prevención, deben recurrir a los servicios de análisis que por ejemplo, provee nuestra Consultora, www.sciatfacere.cl apoyada en el desarrollo de la gestión de seguridad integral, como respuesta ante los actuales escenarios nacionales.
Para nosotros, la seguridad no es un negocio. Es una necesidad, con la que todos deberíamos contar, para poder desarrollar nuestras vidas en un ambiente de tranquilidad.
Ofrecemos diagnósticos gratis para que nuestros potenciales clientes puedan conocer el estado de alerta que sostienen sus procesos de forma integral, incluída la llamada Ciberseguridad.
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